Así acabe alistada en el IRA

Artículo basado en el libro: "No digas nada" de Patrick Radden Keefe.

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Esta es la historia de Dolours Price, una de las figuras más representativas del conflicto de Irlanda del Norte, en especial, en los denominados “The Troubles” de las décadas de los 70 y los 80. Dolours fue uno de los personajes más destacados del Ejército Republicano Irlandés (IRA) Provisional, y participó en diversos atentados como los coches bomba situados en Londres en 1973 (atentado de Old Bailey), en el que a pesar de haber más de 200 heridos, no tuvo ninguna víctima mortal. Price en ese momento solo tenía 23 años de edad. ¿Qué pudo llevar a una joven de tan tierna edad a alistarse en el IRA Provisional y cometer semejantes atentados? En este artículo trataré de responder a esta pregunta, y para poder entender con profundidad sus razones, pido al lector una lectura desde la empatía y no desde el odio hacia una mujer que en su juventud perteneció a una banda armada.

Para poner en contexto la vida de Dolours, es necesario realizar un breve análisis del conflicto de Irlanda del Norte. Si tienes los mínimos conocimientos de geografía europea, me imagino que te habrás dado cuenta de que la isla de Irlanda, no representa en su totalidad a la República de Irlanda, ya que en el norte existe una pequeña región (un sexto de la superficie de la isla) conocida como Irlanda del Norte, que representa una de las 4 naciones constitutivas de Reino Unido (junto a Escocia, Gales e Inglaterra). A cualquier curioso de la geografía, seguramente le asalten dudas sobre el origen de esta escisión fronteriza, ya que no es muy común que una isla esté dividida en dos naciones. Lo cierto es que el conflicto se remonta al siglo XII, donde los ingleses comenzaron sus primeras tentativas para conquistar y colonizar la isla de Irlanda. En los siglos posteriores, estas tentativas se intensificaron en especial bajo el reinado de Enrique VIII, cuando los primeros asentamientos de ingleses y escoceses protestantes, se esparcieron por el norte de Irlanda en una región conocida como el Ulster. Con estos asentamientos, se originaron las primeras tensiones entre el bando de colonos protestantes y los irlandeses católicos. Además, estos últimos se oponían al dominio de la corona británica. Protestantes contra Católicos, monárquicos contra republicanos, las diferencias identitarias que servirían como combustible para el conflicto, aparecieron en escena. Posteriormente, a finales del siglo XIX y comienzos del XX, se creó un movimiento en Irlanda que defendía un mayor autogobierno (Home Rule), y como los protestantes de la región norte de Irlanda (el Ulster) temían perder sus privilegios, se opusieron fuertemente al movimiento de autogobierno. Estos últimos, conocidos como unionistas, crearon la Unión de Defensa del Ulster para poder combatir al Home Rule, con el consiguiente crecimiento de las tensiones entre la población católica y protestante. De esta forma, se originó la Guerra de Independencia Irlandesa (1919-1921) en la que el Ejército Republicano Irlandés (IRA) lideró la lucha por la dependencia total de Irlanda. Esto conllevo a la firma del tratado Anglo-Irlandés mediante el que se creó el Estado Libre de Irlanda (posteriormente República de Irlanda) con un dominio autónomo dentro del Imperio Británico. Sin embargo, en la zona del norte de Irlanda se creó una región autónoma con su propio parlamento, en el que se decidió permanecer dentro de Reino Unido, ya que la mayoría de su población era protestante y unionista (descendientes de los colonos británicos). Como la historia no ha dejado de enseñarnos, el establecimiento de una frontera no acaba con los conflictos, y en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, los conflictos entre nacionalistas/católicos y unionistas/protestantes se siguieron sucediendo a lo largo de décadas. Ahora bien, volvamos a Dolours Price y su historia.

Dolours Price junto a su hermana Marian

Dolours se crio en una familia católica y nacionalista de West Belfast (dentro de Irlanda del Norte) donde proclamas como “Por Dios y por Irlanda” eran el pan de cada día. En los lugares del hogar en dónde hoy se encuentran fotos de viajes o de graduaciones de algún familiar, en el hogar de los Price, aparecían fotos de familiares tomadas en diferentes centros penitenciarios. Ambos padres, mostraban un fuerte compromiso con la causa del republicanismo irlandés al igual que el resto de familiares y amigos. Cuando a otros niños les contaban cuentos infantiles de Andersen en el regazo de su padre, a Dolours le contaban historias de cómo su padre, de adolescente, se había alistado en el IRA y había viajado a Inglaterra a poner bombas. Las anécdotas sobre el coraje de compatriotas muertos en la lucha, o sobre legendarios escapes de prisión eran algo cotidiano en la casa de los Price, prácticamente toda la familia había pasado una temporada entre rejas. Niños y niñas huérfanas por que su padres había muerto en el cadalso, fueron los principales compañeros de infancia de Dolours. Incluso su padre, a escondidas de la madre, explicaba a su hija algunos de los trucos para fabricar artefactos explosivos. El conflicto y la violencia eran lo más normal del mundo para la pequeña Dolours. Esta convicción familiar por la causa irlandesa, originó que los Price, al hablar de la región que les había tocado vivir, no utilizaran el término “Irlanda del Norte”, sino el “norte de Irlanda”. Las nefastas consecuencias del conflicto, estaban muy presentes en la vida de Dolours. Con la edad de 8 años, se encargaban de cuidar de una tía suya, que como consecuencia de un accidente en la manipulación de explosivos, había perdido las dos manos, se había desfigurado la cara y había quedado ciega para el resto de su vida. En el momento del accidente, la tía de Dolours tenía 27 años.

Durante las décadas de los 60 y 70, la división del país desde la Guerra de Independencia, desencadenó una situación perversa entre las dos comunidades religiosas. Aunque en Irlanda los católicos representaban la mayoría de la isla, en Irlanda del Norte, los protestantes eran más, sufriendo los católicos diversas discriminaciones: eran excluidos de buenos empleos y viviendas decentes, se les negaban puestos de poder político; es más, en más de medio siglo ningún católico ostentó un cargo directivo dentro del sistema político autónomo de Irlanda del Norte. Eran excluidos de la industria de construcción naval, y por falta de oportunidades muchos emigraron a países anglófonos (Australia, EE.UU., Inglaterra). Aunque la tasa de natalidad de los católicos era el doble que la de los protestantes, debido a las migraciones, la población de católicos permanecía prácticamente estable. A causa de esta serie de discriminaciones, emulando los movimientos pro derechos civiles estadounidenses, en 1969, un grupo de jóvenes católicos (con una Dolours de 18 años), se congregó frente al ayuntamiento de Belfast, con la intención de realizar una marcha pacífica y no violenta, hasta la ciudad de Derry, a unos 100 kilómetros. La mayoría de los participantes de la marcha eran estudiantes universitarios, por lo que aventajaba en edad a Dolours, y en especial a su hermana Marian, varios años menor que ella. Las convicciones de ambas respecto a la causa eran muy grandes, y en varias ocasiones Dolours describió su niñez como un adoctrinamiento. Sin embargo, al observar cómo se agudizaron las tensiones entre católicos y protestantes, las hermanas Price llegaron a la conclusión de que la lucha armada que sus padres habían defendido, se había quedado obsoleta como solución. Esto quedó reflejado en un comentario que hizo a su padre un día “Eh, fíjate en el IRA ¡Probasteis eso y perdisteis!”. Para finales de los 60, el IRA pasaba por un periodo de letargo, en el que hombres de edad avanzada, quedaban los fines de semana en campos de adiestramiento al otro lado de la frontera, para poner en práctica el uso de armas obsoletas de antiguas campañas. No obstante, la realidad es que nadie los tomaba muy en serio. Por el contrario, este grupo de estudiantes, encontraba que la dicotomía entre católicos y protestantes no era más que una tapadera, ambos grupos sufren el desempleo, viven en casas cochambrosas y sufren algún tipo de discriminación por parte del otro grupo. Este grupo de jóvenes buscaba una Irlanda unida y socialista que pudiera hacer frente a los problemas de todos sus habitantes. De este modo, la crispación y la tensión entre ambas comunidades, que ya duraba siglos, podría llegar a desaparecer.

Aunque el grupo de estudiantes había manifestado reiteradamente el carácter pacífico de la marcha, los unionistas protestantes acérrimos defensores de la corona británica, organizaron una contramanifestación. Encabezados por un exoficial del ejército británico (Ronald Bunting) y un pastor protestante ultraanticatólico (Ian Paisley) los contra manifestantes zarandearon a los estudiantes y trataron de robarles sus pancartas. Ante la pregunta por parte de un periodista al pastor de si deberían haber dejado en paz a los manifestantes, este respondió: “Hermano, del diablo jamás puedes hacer caso omiso”. Al otro lado del mar de Irlanda, en Inglaterra, el conflicto era apenas percibido, lo cual provocó que los unionistas se vieran a sí mismos como adalides de una identidad nacional en peligro de extinción, reforzando sus conductas anticatólicas. Aunque también existían protestantes entre los jóvenes manifestantes, como el caso de Ronnie Bunting, hijo del exoficial del ejército. En la comitiva que preparó la marcha, ya se había planteado la posibilidad de que ocurriese algo fuera de lo común, ya que la libertad de expresión no era un derecho precisamente en la Irlanda del Norte de aquella época (exhibir la banderA tricolor de la República de Irlanda podía llegar a ser motivo de cárcel), aun así se decidió proseguir con la reivindicación. A medida que la marcha avanzaba por la campiña irlandesa, pueblos protestantes de unionistas aparecían en su camino, en donde hombres armados con palos trataban de reventar la marcha y obligaban a que los manifestantes diesen un rodeo. Sin embargo, otros hombres, acompañaron a la marcha de forma continua, increpando al son de instrumentos de percusión a los estudiantes. El cuarto y último día de la marcha, a unos 15 km de Derry, uno de los manifestantes gritó por el megáfono: “Hay bastantes probabilidades de que nos tiren piedras ¿Estáis mentalizados para aceptar la posibilidad de que nos hagan daño?” a lo que los manifestantes respondieron en coro: “¡Sí!”.

La víspera, mientras los manifestantes dormían en el suelo del salón de actos de la localidad de Claudy, Bunting y Paisley arengaban a sus seguidores con proclamas como que los católicos eran escoria que se criaban como los conejos y se multiplicaban como las alimañas. El fanatismo del pastor Paisley era tal, que incluso algunos republicanos creían que hacía bien a la causa. “¿Para qué matar a Paisley? Es nuestro mejor activo” dijo una vez la madre de Dolours Price. Aunque Derry era predominantemente católica, debido a que en 1689 las fuerzas de Guillermo de Orange (el nuevo rey) resistieron el asedio del ejército católico de Jaime II, se había convertido en un bastión unionista en el imaginario colectivo de los protestantes (a Bunting le gustaba referirse a Derry como Londonderry). Ahora los estudiantes católicos intentaban replicar aquel asedio y los protestantes no lo permitirían de ninguna manera. Bunting afirmó que todo aquél estuviere dispuesto a jugar un papel “viril” en la contienda, debería aprovisionarse con “La clase de medidas protectoras que os parezcan más convincentes”. Los protestantes, obedeciendo a su comandante, se armaron con un arsenal de piedras que fueron depositando a lo largo del camino que les quedaba por recorrer a los manifestantes.

Emboscada de los protestantes en el puente de Burntollet en el condado de Derry

La mañana del último día, antes de reiniciar la marcha, uno de los manifestantes recordó: “Dijimos que la nuestra sería una marcha no violenta”. Los jóvenes estudiantes reanudaron la marcha con paso lento y marcado nerviosismo. A mitad de camino, existía un cuello de botella en el puente de Burntollet (ver imagen), en donde el camino quedaba hundido respecto a sendas lomas situadas a ambos lados, el lugar perfecto para una emboscada. Un hombre apareció en lo alto de una loma con un brazalete blanco e hizo una serie de señas a sus compañeros para que se acercaran, en pocos segundos voló la primera piedra. docenas y docenas de hombres robustos comenzaron a aparecer a ambos lados del camino, centenares de piedras, ladrillos y botellas de cristal empezaron a sobrevolar las cabezas de los manifestantes en lo que una amiga de las hermanas Price calificó como “cortina de proyectiles”. En poco tiempo la lluvia de objetos ralentizó su ritmo, ya que muchos de los protestantes comenzaron a bajar al camino para agredir físicamente a los estudiantes, armados con palancas, garrotes, tuberías y listones con clavos. Periodistas que habían acudido para relatar la atroz escena, fueron molidos a palos y pedradas, a la par que les robaban los carretes de película con el material documentado. Los manifestantes no opusieron resistencia, era una marcha pacífica, Dolours, al verse rodeada de jóvenes ensangrentados y con tajos en la cara, decidió tirarse al río para ponerse a salvo, desde allí, observó cómo muchos de los estudiantes heridos, eran arrojados violentamente al agua helada, no olvidemos que se trataba de principios de enero de 1969. A pesar de lo terrorífico de la escena narrada, lo cierto es que hay algo más espeluznante. La marcha, había sido en todo momento escoltada por la policía del Ulster, ese mismo día, docenas de policías habían presenciado el macabro acto sin ni siquiera mover un dedo. Posteriormente, se descubrió que el brazalete blanco era para que la policía del Ulster, pudiera diferenciar a los agresores protestantes de los católicos. De hecho los que más palos daban pertenecían al grupo auxiliar de la policía del Ulster, los B-Specials, un tumulto de fervientes anticatólicos que eran reclutados bajo la premisa de: “Necesito hombres, y cuanto más jóvenes y bestias sean, tanto mejor” Buen grupo de desgraciados.

Camino del hospital, tanto Dolours como sus compañeros se echaron a llorar presa del alivio y la frustración a partes iguales. Cuando ambas hermanas malheridas y maltrechas llegaron a su casa de Belfast y les contaron lo sucedido a sus padres, estos respondieron al relato con una única pregunta: “¿y por qué no os defendisteis?” Como luego diría su padre, aquella experiencia había transformado a las hermanas Price “desde que volvieron a Belfast, ya no eran las mismas”. Este brutal accidente transformó la vida normal de Irlanda del Norte, a partir de 1969, los niños no podían ir al colegio sin correr peligro, varios familiares de Dolours tuvieron que mudarse después de que quemarán sus casas. La policía realizaba redadas periódicas buscando miembros del IRA o sus armas. Estas eran vistas con muy malos ojos por parte de la comunidad a la que les costaría olvidar lo que sucedió en el puente de Burntollet. Cuando el ejército o la policía entraba en los barrios católicos de Belfast, las amas de casa y los niños se dirigirán a la calle y, armados con las tapas de los cubos de basura, comenzaban a realizar un estruendoso ruido que avisaba a todo el barrio de la presencia no deseada. A medida que aumentaba la brutalidad del conflicto, los funerales se volvían norma en la comunidad. La población local llegó afirmar que la única vida social que quedaba en Belfast eran los velatorios. Bajo esta vorágine de violencia descontrolada, un día de 1971, Dolours abordó a un jefe local del IRA y le dijo: "Quiero apuntarme".

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