Cómo GM (General Motors) mató a varios de sus trabajadores y contaminó el mundo
Artículo basado en el libro: "Material World: Construyeron el mundo, Transformarán el futuro" de Ed Conway.
4 min read


Uno de los principales problemas que tuvo que afrontar la industria automovilística en sus orígenes se basaba en el “Knocking” o golpeteo que ocurría en los motores. Debido a una combustión descontrolada del combustible dentro del cilindro, en vez de una combustión suave y controlada, una sucesión de explosiones anormales ocurría dentro del motor. Estos sonidos de golpeteo o “picado de bielas” supusieron un gran quebradero de cabeza para los ingenieros del motor a principios del siglo pasado. Una de las soluciones era sencilla, emplear combustibles de alto octanaje, parámetro que representa la relación entre el isooctano (resistente a las detonaciones del golpeteo) y el heptano (con una combustión inestable). De modo que cuanto mayor es el octanaje (la proporción de isooctano), el motor sufre un menor golpeteo. Pero como las refinerías de petróleo de inicios del siglo XX no eran capaces de controlar con precisión el octanaje de sus combustibles, GM (General Motors) tuvo una idea para superar a su rival Ford, basada en silenciar el motor de su Cadillac. No obstante, la idea fue desafortunada, y la estrategia de marketing, lamentable.
Además de elevar el octanaje del combustible, otra de las vías para la reducción del golpeteo se centra en los aditivos de la gasolina. Thomas Midgley, un ingeniero de GM, observó que con la adición de tetraetilo de plomo en la gasolina aumentaba milagrosamente el octanaje y desaparecían los pitidos del motor. ¿El riesgo?, desde hacía siglos que el ser humano conocía el peligro del plomo. Vitruvio, el filósofo romano, ya en el siglo I a.C. observó que los hombres que trabajaban con este metal pesado tenían un aspecto enfermizo, y aconsejaba a la gente que no bebiera agua procedente de tuberías de plomo. Este elemento es una potente neurotoxina, especialmente dañina para el cerebro de los niños. Los médicos lo sabían, los responsables políticos lo sabían, todo el mundo lo sabía, pero GM, en vez de buscar un método para eliminar el plomo, simplemente eliminó la palabra del nombre del aditivo, y lo llamó “etilo”. Una de las actuaciones más vergonzosas en toda la historia de la contaminación.


Estructura de la molécula de Tetraetilo de plomo ("etilo" para GM)
Lógicamente, las señales de alarma fueron tempranas. En una refinería de Nueva Jersey, hubo una oleada de enfermedades con muchos trabajadores que literalmente se volvían locos, tenían alucinaciones e incluso fallecían como consecuencia de trabajar con semejante veneno. Murieron 6 personas y la refinería recibió el apodo de “La Casa de las Mariposas”, debido a que sus trabajadores estaban continuamente quitándose insectos imaginarios. Tras las muertes, varios estados de EE.UU. prohibieron la gasolina con plomo, pero el ingeniero que patentó el tóxico desarrolló una estrategia de marketing vergonzosa. En una comparecencia de prensa, Thomas Midgley se lavó las manos en una disolución de tetraetilo de plomo, y pasó varios minutos inhalando sus vapores; sin embargo, había un dato que los periodistas desconocían, Midgley había pasado una temporada en California recuperándose de las consecuencias de una intoxicación con plomo. Eran los locos años 20 donde todo valía, los estados levantaron las prohibiciones dando inicio a la era de la gasolina con plomo.
No existe una cantidad segura de plomo, por microscópica que sea. Puede acumularse con el tiempo en el cerebro, los huesos o los pulmones tras la mínima exposición. Se han realizado estudios que demuestran que generaciones enteras han sufrido un descenso en su Coeficiente Intelectual por la inhalación de vapores de este combustible, e incluso hay estudios que relacionan la gasolina con plomo con comportamientos violentos. Unos 60 años después de que este veneno fuese introducido en el mercado, Estados Unidos prohibió formalmente la gasolina con plomo. Sin embargo, muchas de las partículas de plomo que habían expulsado los tubos de escape de millones de coches durante más de medio siglo siguen ahí, en el suelo y la suciedad de todas las ciudades del mundo. Además, Thomas Midgley no ha sido solo el artífice de la gasolina con plomo, sino que también fue el inventor de los CFC (clorofluorocarbonados) de los refrigerantes y los aerosoles, que agujerearon nuestra capa de ozono antes de ser prohibidos. Pero esta historia la dejaremos para otro artículo, y por lo tanto, para otro libro.
Artículo basado en:





