El matriarcado de las Hormigas
Artículo basado en el libro: "Historia del mundo de las hormigas" de Edward O. Wilson.
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Las hormigas son uno de los insectos más abundantes y ubicuos de la naturaleza, con permiso de los escarabajos. Actualmente el número de hormigas descrito oscila entre las 15.000 y las 20.000 especies, pero se estima que todavía quedan varios miles por descubrir y el número real rondaría las 30.000. Gracias a esta enorme diversidad, se han desarrollado múltiples especies de estos insectos, que muestran adaptaciones sorprendentes, como es el caso de hormigas arbóreas que planean, hormigas buceadoras que bajo el agua buscan víctimas ahogadas o hormigas con potentes mandíbulas que se cierran de golpe con el movimiento más rápido registrado en un animal. Aun así, la mayoría de estas especies y sus colonias, siguen un ciclo vital semejante.
La aventura empieza cuando una futura reina madre, abandona la colonia en la que nació y emprende su vuelo nupcial. La reina puede aparearse con un macho en el aire, pero por lo general, busca un lugar como una hoja, una rama o en el propio suelo, donde dispensará feromonas como atrayente sexual. Los machos siguiendo este rastro, encuentran a la reina y se aparean con ella. A continuación, la reina busca un lugar en el que establecer la nueva colonia. Dependiendo de la especie, este lugar idóneo para la construcción del nuevo hogar, puede ser una rama hueca, un viejo tronco o una pequeña madriguera excavada en la tierra. Comúnmente, las reinas suelen tener poco éxito en especies como las hormigas de fuego o las hormigas cortadoras, que suelen generar grandes colonias con exploradoras y recolectoras patrullando por los alrededores, y que pueden acabar con la vida de la reina. En las especies mencionadas, entre otras muchas, solo existe un 0,1% de posibilidades de que la reina sobreviva lo suficiente como para dar lugar a una nueva nidada.


En el caso de las hormigas de fuego, las reinas han desarrollado una conducta que aumenta su éxito frente a las adversidades. Las futuribles reinas, una vez inseminadas, se reúnen en grupos de hasta una docena para excavar y proteger la madriguera que será el hogar de su próxima nidada. Esta estrategia puede parecer muy útil, pero en una colonia solo existe una reina, por ello, una vez emerge la primera nidada de obreras (en su forma adulta no como larvas), estas ejecutan a todas las reinas hasta que solo queda una del grupo inicial. Lo lógico sería pensar que las obreras atacarían a todas las reinas menos a su progenitora, sin embargo el funcionamiento de un hormiguero es más eficiente y menos emocional de lo que puede parecer. Por ello, las obreras son capaces de matar a su madre, ya que la reina que permanecerá con vida será la más fértil para asegurar el éxito de la colonia. Los niveles de fertilidad serán determinados mediante la producción de feromonas que realiza cada una de las aspirantes al puesto de reina. De este modo, la hormiga reina que mayor cantidad de feromonas produzca (sea o no la madre de la nueva nidada) será la única en salvarse.
Como se ha observado, tanto las obreras como las reinas son hembras, ya que el mundo de las hormigas es casi exclusivamente femenino. Los machos, salvo en el momento en el que compiten por copular con las reinas vírgenes, o por el alimento y acicalamiento que reciben de las obreras, son criaturas que no desempeñan función alguna. Muchos investigadores junto al autor del libro (Edward O. Wilson), se han pasado mucho tiempo buscando alguna clase de comportamiento de cooperación por parte de los machos, ya sea buscando alimento para la colonia, defendiendo el nido o cuidando de las larvas. Nunca se ha encontrado ninguna prueba de algo remotamente similar, podría decirse que estos machos son más unos parásitos que miembros de pleno derecho de la colonia.
Las hormigas macho, tienen cerebros pequeños y ojos y genitales grandes, unas buenas herramientas para el único propósito de su vida como misiles de esperma: el vuelo nupcial. ¿Qué diferencia genéticamente a hembras y machos? La diferencia es abismal, ya que las hembras provienen de óvulos fecundados (diploides con dos juegos de cromosomas) y los machos de óvulos no fecundados (haploides con un solo juego de cromosomas). La reina puede controlar el sexo de su progenie antes de la puesta. Presenta un saco en su abdomen denominado espermateca, en el que almacena los espermatozoides adquiridos en el vuelo nupcial. Un tubo conecta el oviducto con la espermateca, y muestra una válvula que le permite abrir o denegar el paso a un único espermatozoide que fecundará a un único óvulo formando una hembra, o cerrará la válvula para que el óvulo no sea fecundado y generar así un macho. Esta es la razón por la cual en el matriarcado de las hormigas nunca existirá un rey, un presidente o ninguna otra cosa que los sacos de esperma que representan los machos de estos increíbles insectos.
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