Esa fascinación masculina...

Artículo basado en el libro: "Un esquimal en Nueva York y otras historias de la neurociencia" de José Ramón Alonso.

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Los machos del ser humano, son los únicos mamíferos que sienten fascinación por los pechos femeninos, al igual que las hembras del ser humano son las únicas que sufren un aumento del tamaño de estos en la pubertad, independientemente de si están embarazadas o no. Por el contrario, en el resto de primates, así como en otros mamíferos, sólo se origina este aumento durante el embarazo, para permitir la lactancia.

Varios investigadores opinan que ese interés masculino por los pechos, nace de la estrecha relación que se establece entre la madre y el bebe durante la lactancia. El vínculo por parte de la madre se origina debido a la liberación de oxitocina producida por la estimulación sensorial de los pezones, lo cual provoca la liberación de este neurotransmisor en el cerebro de la progenitora; que a su vez, estimula la contracción del músculo liso del pecho, provocando la eyección de leche. Además, la oxitocina junto con la dopamina, posibilitan la asociación del bebe (su imagen, su olor…) con circuitos cerebrales de recompensa, transformando la lactancia y la maternidad en algo gratificante. Esta puede ser una de las razones por las que los pechos femeninos representan zonas erógenas, que suelen ser estimuladas durante y de forma previa al sexo. Concretamente, Roy Levin, realizó un estudio encuestando a mujeres, en el que se observó que al 82% de las encuestadas les excitaba sexualmente que estimularan sus pechos, mientras que el 60%, indicaba que ellas mismas se lo pedían a sus parejas.

Sin embargo, hoy en día esa fascinación masculina parece que ha sobrepasado todos los límites posibles. Los pechos, se han llegado a convertir en una herramienta de marketing de alta efectividad como demuestran la revista Playboy, los anuncios de desodorantes, la cadena de restaurantes estadounidenses Hooters, o navegar 5 minutos en cualquier red social. El antropólogo Scott Atran indicaba “Si un antropólogo marciano nos visitara, asumiría que los senos realmente han evolucionado para vender productos a la humanidad”. Pero, ¿Cuál es el verdadero origen evolutivo de los pechos? sobre todo teniendo en cuenta que no hay ninguna otra especie de mamíferos en la que ocurra algo semejante. Como ocurre con varios dilemas evolutivos, la respuesta no está clara y existen diversas hipótesis. Inicialmente se postuló que al ser los pechos principalmente cúmulos de grasa, representan una señal de buena salud, y la capacidad de encontrar comida de su portadora, lo cual la convertiría en una pareja óptima para tener descendencia, y el carácter “pechos grandes” sería seleccionado por selección sexual por parte de los machos. Otra hipótesis, sugiere que como muchos primates mantienen relaciones desde atrás, las nalgas de las hembras son factores de atracción para los machos. Sin embargo, en los seres humanos, que mantienen muchos encuentros sexuales frente a frente, el perfil de los pechos habría evolucionado para parecerse a la silueta de los glúteos y provocar esa atracción durante el coito. Otra de las teorías propuestas, radicaría en el aspecto neuroquímico de la lactancia mencionado anteriormente. Concretamente, la estimulación de los pechos en las relaciones sexuales, a través de caricias y besos, provocaría la misma liberación de oxitocina que la succión del lactante, que junto a la dopamina liberada en los preliminares, favorecería la formación de vínculos estrechos con lo pareja, aspecto indispensable para el éxito biológico de la familia. Cualquiera de estas hipótesis, es capaz de explicar la tendencia evolutiva del aumento del tamaño de los pechos fuera del embarazo, pero ¿Por qué resultan tan atractivos los pechos grandes a los hombres?

Al igual que la pregunta sobre la evolución, esta también muestra múltiples respuestas, algunas de las cuales coinciden con las causas evolutivas, como que son una señal de fertilidad y una buena salud. Otra idea (algo freudiana) se basa en que representa un atractivo reminiscente de nuestra infancia como primera fuente de alimentación. Tampoco hay que olvidar los pechos son un carácter secundario femenino que representa un claro estímulo visual, o que se trata de una zona erógena de la mujer, que permite excitarla y hacerla receptiva a los avances sexuales, algo que por lo general cualquier macho desearía.

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