La fidelidad absoluta si existe
Artículo basado en el libro: "Hablando con las bestias, los peces y los pájaros" de Konrad Lorenz.
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Si nos paramos a preguntarnos cuándo surgió el perro como animal domesticado, debemos retroceder a la prehistoria, entre el paleolítico y el neolítico; es decir, entre hace unos 2 millones de años y hace 10.000 años. Si nos preguntamos la región, debemos trasladarnos hasta el norte de Europa. La primera especie a la que llamamos perro tal y como lo conocemos, se denominaba perro de las turberas y se trataba de un animal pequeño semidomesticado y descendiente del chacal, ¿pero cómo nació esta asociación milenaria?
La hipótesis más probable es que esta asociación surgió de forma involuntaria, seguramente estos primeros perros surgieron de manadas de chacales que seguían a tribus nómadas de cazadores del paleolítico. Estas manadas aprovecharían los posibles desperdicios generados por el grupo a raíz de la caza y la recolección. Además, nuestros antepasados dejarían en paz a estos protoperros “basureros”, ya que su presencia serviría como alarma para la detección de grandes fieras como los tigres dientes de sable o algún oso de las cavernas. En algún momento, esa función de vigilante sería compartida con la de auxiliar de caza, en donde estos primeros perros participaron en las partidas de caza junto a los seres humanos. La jauría pasaría de la retaguardia para conseguir desechos, a la vanguardia para detectar a la presa gracias su desarrollado olfato. Esta asociación bidireccional, que aportó beneficios a ambas especies desde su origen, es un caso muy atípico entre los animales domesticados, ya que todos ellos (con excepción del gato) en su proceso de domesticación han representado un rol de esclavos para su amo humano. El perro, por el contrario, podría considerarse un amigo más que un esclavo; un amigo subordinado y sumiso, pero un amigo al fin y al cabo. A lo largo de las generaciones, las estirpes de perro han abandonado su costumbre de seleccionar a un individuo como jefe de la manada para transferir este papel al ser humano. Por lo general, los perros, y en especial aquellos que muestran carácter, suelen elegir como su señor al “padre de la familia”, mientras que en el caso de que en una misma casa, se reúnan varios perros, uno de ellos se trasforma en el jefe que a su vez se mostrara subordinado al humano, como ocurre entre los grupos de perros de trineo de Alaska.
En la mayoría de los casos, los perros más fieles suelen poseer aparte de sangre de chacal (Canis aureus) una porción considerable de sangre de lobo (Canis lupus), la cual han conseguido mediante el cruce entre individuos del Lobo del norte y los perros descendientes de chacales antes mencionados. A pesar de existir la creencia popular sobre que los perros son antepasados directos de los lobos, lo cierto es que los estudios etológicos sobre las razas de perro europeas, demuestran que son perros originados esencialmente a partir de chacal, y como máximo muestran una pequeña proporción de lobo. Los que muestran una mayor relación con los lobos, son los perros de la América boreal, como los malamutes de Alaska. Mientras que las razas nórdicas del antiguo mundo (Europa), como los perros lapones, los rusos o los chow-chows, tienen más sangre de chacal que las correspondientes razas americanas. Sin embargo, como veremos son los perros con una mayor ascendencia de lobo, los que parecen establecer vínculos de forma más temprana con el ser humano.


Malamute de Alaska
El proceso mediante el cual, se establece la adhesión definitiva de un perro por su amo, algo así como el juramento de fidelidad, es diferencial entre las especies de perro con mayor ascendencia de chacal y las de mayor ascendencia de lobo. Mientras que aquellos perros que muestran una ascendencia mayoritaria de chacal, establecen esta adhesión definitiva en un periodo de 8-18 meses de edad, en el caso de los que muestran una mayor ascendencia de lobo, ocurre en un periodo de 6 meses. Esta distinción se basa en las dos corrientes de las que proviene el afecto y la fidelidad del perro por el humano. Por un lado, esa fidelidad representa el apego que todo perro salvaje muestra por el jefe de su manada, rol que ha sido transferido al hombre. A este apego se le añade (especialmente en las razas más domesticadas), un vínculo que cualquier cachorro salvaje muestra durante un breve tránsito de tiempo, el amor por la madre. Seguro que te has dado cuenta que muchas razas de perro (algunas más que otras) retienen determinados caracteres de su fase juvenil; pelaje y hocico cortos, cola anillada, orejas caídas… son características supuestamente transitorias (propias de la fase juvenil) que se mantienen a lo largo de la fase adulta de las especies domesticadas. Pues bien, existe la hipótesis de que también mantienen otras características no físicas de sus fases infantiles, como el apego y la docilidad hacia la madre, que ha sido transferido al amo humano.
Atendiendo al anterior párrafo, se puede concluir que existen dos fuentes de la fidelidad canina, la fidelidad a la manada y la fidelidad infantil a la madre, ambas transferidas al ser humano; y aquí radica la diferencia entre los perros de ascendencia predominante de chacal y los que provienen principalmente del lobo. Las especies que tienen mayor ascendencia de chacal, al tratarse de este de una especie que caza principalmente de forma solitaria (aunque forman jaurías para perseguir a las presas), no muestran tanta fidelidad por la manada como en el caso de los lobos, cuyas manadas son sociedades cerradas y exclusivas, en las que sus miembros se guardan fidelidad hasta la muerte. Esto origina que los perros con descendientes de chacales, en general, se muestren proactivos a obedecer a cualquier ser humano que esté al otro lado de la correa. Mientras que los descendientes de lobos, suelen jurar fidelidad a una sola persona (el jefe de la manada) y se sienten intranquilos e inseguros cuando su único amo no se encuentra al otro lado de la correa. Por el mismo motivo, es por el que estos perros suelen mostrar mayor apego por un individuo de la familia que por el resto, ya que las manadas de lobos solo presentan un jefe. En contraste, los perros descendientes de chacales, se mostrarán serviles y sumisos frente a los diferentes individuos humanos que actúen como sus amos, ya que conservan mayor parte de esa fidelidad infantil. Sin embargo, al mostrar un comportamiento más infantil, estos perros también pueden generar problemas en cuanto a que pueden molestar a personas y otros animales intentando hacerles jugar, lo cual podría resultar desagradable. Del mismo modo, estos perros, que son perros de todos, se pueden perder fácilmente, ya que muestran confianza y servidumbre hacia cualquier extraño. Aun así, los perros descendientes de lobos, al mostrar una mayor independencia del humano (su apego se centra principalmente hacia un jefe y no hacia una madre), pueden extraviarse no por la acción de otros humanos, sino por propia voluntad de ir, por ejemplo, a cazar.
Evidentemente ninguna raza de perro es mejor que otra. Mientras que los que presentan una ascendencia de chacal, son perros juguetones, cariñosos y ofrecen una obediencia absoluta a su dueño (y a más humanos), los perros descendientes de lobos, son orgullosos, reservados ante los extraños, menos cariñosos pero con un profundo afecto hacia su señor. Por lo tanto, si estás pensando en adoptar un perro, debería analizar qué tipo de personalidad tienes tú, y buscar una raza que se amolde a esa personalidad.
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