Los mejillones cebra, ¿Héroes o Villanos?

Artículo basado en el libro: "¿De dónde son los camellos? Creencias y verdades sobre las especies invasoras" de Ken Thompson.

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Si escuchas las palabras especie invasora, ¿Qué te viene a la mente? Lo más probables es que te venga a la mente alguna especie de planta o animal no autóctono que haya causado estragos en la zona o país en donde resides. También puede que te surja el recuerdo sobre historias de conejos, sapos y ranas introducidos en Australia, pero, ¿qué son las especies invasoras realmente?

Una especie invasora es un organismo vivo que se introduce y establece en un nuevo ambiente fuera de su distribución natural, y que muestra un impacto negativo en el ecosistema, la biodiversidad, la economía o la salud humana del nuevo ambiente en el que se ha introducido. Este efecto negativo, puede generarlo de varios modos, ya sea compitiendo con las especies autóctonas por los recursos, causando daños en los hábitats de otros organismos, parasitando o depredando a especies autóctonas... entre otros factores. Sin embargo, el concepto de especie invasora es algo muy moderno, y cabe destacar que casi todas las especies son invasoras, en cuanto a que pocas permanecen en la misma región geográfica en la que surgieron evolutivamente, y la mayoría modifica el ecosistema en el que vive de una forma u otra. Por ello, a partir de ahora me referiré a las especies invasoras como especies alóctonas (organismos que no son nativos de una región, sino que fueron introducidos desde otra región). Además, en los medios de comunicación especialmente, se tiende a exagerar de forma desmedida el impacto de las especies alóctonas, y a minimizar los posibles efectos positivos generados en el ecosistema. Para comprenderlas de forma profunda, observaremos un caso particular y puede que conocido para el lector, estoy hablando del mejillón cebra.

Mejillón cebra (Dreissena polymorpha)

El mejillón cebra o Dreissena polymorpha es un molusco bivalvo que representa un caso de gran éxito evolutivo. Se trata de un animal filtrador que no suele superar los 5 cm y es originarios de Rusia. Debido al comercio internacional y al tránsito de embarcaciones, esta especie se propagó por toda Europa en el siglo XIX y llegó a América a finales del pasado siglo. El problema que generan estos moluscos, es que tienen la capacidad de asentarse sobre cualquier superficie, por ello, son capaces de atascar conducciones de agua de suministro, de fábricas, de centrales eléctricas… además de que se concentran numerosamente en cascos de embarcaciones y cualquier estructura que permanezca debajo del agua. Estas obstrucciones han provocado pérdidas mil millonarias (si miles de millones de dólares al año) a lo largo de todo el globo. Los daños suelen ser más marcados en América, ya que solo han pasado 30-40 años desde su primera detección; mientras que en Europa y Asia, llevan más tiempo enfrentándolos. Sin embargo, medidas que se calificarían como apaños, reducen notablemente los daños causados; como revestimientos de zinc o cobre en las tuberías que impiden su proliferación, filtros sencillos que evitan la propagación de sus larvas o simplemente aumentando el flujo del agua. Aparte de los costes económicos, los mejillones cebra también afectan a la biodiversidad del medio que colonizan. Hay que prestar especial atención al caso de las almejas Unionidae, que a pesar de aparecer por todo el mundo, en América del Norte existen más de 270 especies y un gran número de ellas son endémicas. Los mejillones compiten con las almejas por los recursos, pero además, pueden fijarse sobre sus valvas dificultando o incluso impidiendo su reproducción, movimiento y alimentación. Sea como fuere, los mejillones son responsables de acelerar el proceso de extinción de una gran cantidad de especies de estas almejas, de las cuales, varias ya se han extinguido.

A simple vista el mejillón cebra parece un terrorista ambiental y un peligro para la economía; pero si atendemos a los factores desencadenantes de las extinciones de las almejas de la familia Unionidae, se observa que estos aparecieron mucho antes de la llegada del mejillón. Concretamente, esas causas se centran en la degradación o destrucción del hábitat, debido a la construcción de embalses, la eutrofización, la contaminación y un largo etcétera, cuyo detonante es la especie más invasora y perjudicial de todas, el ser humano. Incluso se ha demostrado que el ritmo de extinción no hubiese sufrido grandes modificaciones si el mejillón cebra no se hubiese introducido, pero es más fácil matar al mensajero o ponerlo como chivo expiatorio.

Truncilla truncata almeja de la familia Unionidae

Otro de los aspectos cuestionables sobre cómo percibimos a las especies invasoras, se fundamenta en que nunca vemos aspectos positivos que puedan aportar al ecosistema, es todo negativo y perjudicial. No obstante, si atendemos a la página del Sistema de Información de Especies Acuáticas Dañinas, donde aparece el Programa de Investigación del Mejillón Cebra del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos; cualquier aspecto positivos sobre el mejillón será totalmente veraz, ya que los que elaboraron el documento buscan erradicar esta especie de sus aguas. Aquí algunos de los beneficios aportados:

  • Impacto positivo en las comunidades bentónicas (habitan en el fondo) con aumento de plantas, algas e invertebrados bentónicos.

  • Aumento de la transparencia del agua y reducción de la turbidez.

  • Aumento de la cobertura macrófita (plantas acuáticas con raíz) debido a la mayor trasparencia del agua y por ende una penetración más profunda de la radiación solar.

  • Aumento de las poblaciones de peces que se alimentan de moluscos (corvina) y de aquellos que muestran alimentación bentónica.

  • Representan una fuente importante de alimentos para determinadas especies de aves acuáticas, que conlleva a un incremento notorio del número de individuos en las bandadas de algunas de estas especies.

  • Aumento o extensión de las áreas geográficas en las que se presentan determinadas aves acuáticas, debido a la abundancia y disponibilidad de alimento.

Con esto no se quiere afirmar que el mejillón cebra sea una especie totalmente positiva para el ecosistema, ni mucho menos; pero es cierto que los detractores de estas especies omiten de forma sistemática la información relacionada con sus posibles efectos beneficiosos en los ecosistemas. Además, en ocasiones se tergiversan los aspectos positivos que aportan los mejillones, como es el caso del aumento de macrófitos, que genera que algunas de estas plantas se acumulen en las orillas, impidiendo el uso recreativo de las mismas. Por otro lado, no se resaltan otros beneficios, que además reducen el impacto negativo del ser humano. Este es el caso del aumento de la transparencia (son organismos filtradores), que origina una reducción de la turbidez debido a la eutrofización generada por las escorrentías de fertilizantes (actividad humana) que favorecen la aparición de algas. De nuevo, reitero que que los posibles beneficios no compensan los perjuicios, pero si esta especie fuese autóctona, sería coronada como un superhéroe medioambiental.

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