¿Por qué existen países ricos y países pobres?
Articulo basado en el libro: "Sociedades compradas: Un pequeño libro sobre grandes temas" de Jared Diamond.
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Trata de imaginar la siguiente situación: Acabas de conocer a una persona, y sin verla quieres obtener la máxima información posible de ella. Solo puedes realizar dos preguntas, y éstas sólo podrán ser respondidas con una palabra. ¿Qué preguntas harías? Estoy seguro de que las preguntas son tan variadas como las personas que se plantean este dilema, pero las preguntas más eficientes serían las siguientes: ¿Dónde nació usted? y ¿en qué año? Supongamos que la persona en cuestión es italiana, en referencia a cuando nació, puede que responda 1920 con lo que sabremos que se crio en la dictadura de Mussolini, si responde 1940 sabremos que en su infancia sufrió los bombardeos de la segunda guerra mundial y si responde 1990 sabremos que la dictadura y la guerra solo las conoce por los libros de texto. Ahora bien, en cuanto a donde nació, si responde en Europa o en EE.UU, sabremos (de forma general) que va a trabajar en coche, que vive en un piso construido por otros, que viste una ropa confeccionada por otros y que come alimentos cultivados por otros; mientras que si la respuesta es Haití o Ruanda, sabremos (también de forma general) que irá a trabajar a pie (si es que tiene trabajo), que construirá la casa o choza donde vive, que cultiva sus propios alimentos y muy probablemente lleve ropa confeccionada por el mismo. Por lo tanto, parece evidente que el lugar de nacimiento tiene una enorme influencia en nuestras vidas.
¿Por qué unos países son ricos y otros pobres? Si atendemos a la renta per cápita de los países más adinerados del planeta, como Noruega o EE.UU., observaremos que esta es 400 veces superior a la de los países más pobres como Yemen o Burundi. Pero, ¿a qué se deben estas cuantiosas diferencias? Me imagino, querido lector, que ya sabrás sobradamente que no se debe a que Noruega tenga más recursos que Burundi. África y Latinoamérica son inmensamente ricas en recursos materiales, pero pobres en los recursos económicos; a diferencia de Europa y Norteamérica, pobres en recursos (en comparación) pero inmensamente ricas en lo económico. Para poder explicar estas diferencias, en este artículo nos centraremos en la influencia de los factores geográficos (aunque existan otros más influyentes) y cómo éstos pueden generar semejante brecha.
El primer factor geográfico a tener en cuenta es la latitud, la cual muestra como en la actualidad los países situados en las zonas templadas (alejados del ecuador) son más ricos que los países de las zonas tropicales (cercanos al ecuador). Esta influencia de la latitud se puede observar incluso dentro de los propios países si su extensión es elevada. Por ejemplo, el caso de EE.UU. en donde estados como Nueva York, situados en zonas templadas, son más ricos que estados más próximos a las zonas tropicales como Alabama. Lo mismo ocurre en países como Brasil, Italia o España, en donde las regiones más alejadas del ecuador, suelen ser las más adineradas. Las razones geográficas por las que los países tropicales suelen ser más pobres, son dos: una menor productividad agrícola y mayores problemas sanitarios. El primer factor cabría esperar que fuera al contrario, ya que en los países tropicales, al tener un mayor periodo vegetativo de los cultivos (dura todo un año) y mejores condiciones climáticas en cuanto a luz solar y lluvias, se esperaría una mayor cosecha en estos países. Sin embargo, la realidad es distinta. En contra de lo que cabría esperar, las cosechas de las zonas tropicales son inferiores debido principalmente a los siguientes factores: en primer lugar, la escasa fertilidad y profundidad de los suelos, ya que en Europa y Norteamérica los glaciares recorrieron estas tierras para luego retirarse más de un veintena de veces durante las glaciaciones. Esto provocaba una rotura de las rocas generando suelos más profundos, a la vez que renovaba la provisión de nutrientes. En los suelos de las zonas tropicales esto no ocurrió, por lo que no son tan fértiles ni tan profundos como sus análogos templados. Otro de los problemas de los suelos tropicales, es que a diferencia de los templados, las hojas y ramas muertas que caen en los bosques con estos suelos se descomponen rápidamente por la acción de los microorganismos. Pero luego, los nutrientes generados en esta descomposición, son rápidamente removidos por la acción de las intensas lluvias a través de las escorrentías. Por el contrario, en los bosques templados esta materia orgánica se descompone con lentitud, y los nutrientes creados son poco a poco devueltos a la tierra, haciéndola más fértil.


La segunda razón que provoca unas cosechas reducidas en las zonas meridionales estriba en su enorme biodiversidad. No tanto en la enorme diversidad de plantas y animales, sino más bien en la biodiversidad de los patógenos, como insectos y hongos, que infectan y dañan las cosechas. Estas dos razones son las responsables de una menor productividad en los suelos tropicales, y también originan que los principales exportadores agrícolas del mundo, sean países de las zonas templadas como EE.UU., Rusia o Argentina.
Aparte de la baja productividad de sus cosechas, el otro motivo que provoca una mayor tendencia a la pobreza de los países tropicales, se centra en cuestiones sanitarias. Como he mencionado previamente, la mayor biodiversidad de las zonas meridionales, origina una mayor cantidad de agentes patógenos, cuyo crecimiento es limitado por los fríos inviernos de las zonas templadas. Entonces, ¿los países tropicales son menos saludables que los templados? Depende. Todos hemos oído hablar de las grandes epidemias que han asolado Europa en los últimos siglos (viruela, la peste…), pero este tipo de enfermedades suelen generar epidemias ya que se extienden por ciudades hacinadas; además, suelen ser enfermedades que se contraen una vez en la vida y posteriormente obtenemos inmunización frente a ellas. En las zonas tropicales, por el contrario, las enfermedades son de carácter más recurrente y no generan inmunización, por lo que se pueden padecer una y otra vez (como el caso de la malaria). Esto repercute directamente en la economía, ya que origina una menor esperanza de vida entre sus habitantes, por lo que sus trabajadores son productivos durante menos años. Al igual que afecta a la mortalidad, afecta a la morbilidad, esto es, aunque la malaria no te mate, puede que te incapacite para trabajar, haciéndote un individuo menos productivo y afectando, por ende, a la economía. Además, en estos países tropicales influidos por la alta mortalidad y la alta morbilidad (entre otros muchos factores) las familias tienden a tener muchos hijos, provocando que haya mayor número de individuos no productivos (niños) en comparación con los productivos (adultos trabajadores) repercutiendo en la economía. Así mismo, las mujeres, al engendrar más hijos e hijas, pasan más tiempo embarazadas y por lo tanto más tiempo con una productividad inferior, lo cual vuelve a afectar al ámbito económico. A pesar de lo mencionado anteriormente, es necesario tener en cuenta que los países más pobres, muestran un sistema sanitario muy deficiente, entre otras razones debido a la escasez económica, lo cual genera un ciclo sin fin que repercute tanto en la economía como en la sanidad. Sin embargo, esta sinergia entre lo económico y lo sanitario puede modificarse invirtiendo en salud. De hecho, los países tropicales que mayor crecimiento económico han demostrado en los últimos años, son aquellos que han tenido un mayor aumento de su inversión en sanidad.


Los factores geográficos mencionados, no explican la causa de que países muy ricos en recursos naturales (minerales, petróleo y árboles de madera noble entre otros) suelen ser pobres en lo económico, esto es los que se conoce como “maldición de recursos naturales”. Cuando un país o región presenta una gran abundancia de recursos naturales, puede caer en el error de dedicar gran parte de su economía a la explotación y comercio de estos recursos, desatendiendo el resto de sectores económicos, e impidiendo un óptimo desarrollo de los mismos. Además, esta abundancia de recursos suele estar concentrada en determinadas regiones, lo cual provoca conflictos entre las zonas con abundancia y las zonas con escasez; esto normalmente desemboca en guerras civiles y movimientos secesionistas muy infructuosos para la economía y muy comunes en territorio africano. Otro de los factores que refleja la maldición de los recursos, se basa en la corrupción. Cuando un país dispone de materias primas muy lucrativas, la avaricia suele aparecer en aquellos que gestionan estos recursos, que se benefician o bien directamente a través del comercio, o bien indirectamente a través de los sobornos por las concesiones a las empresas explotadoras. Pero sin duda, el mayor factor que genera la maldición de los recursos naturales, se sitúa fuera de las fronteras de los propios países. Se trata de la explotación generada por las potencias coloniales (de las zonas templadas y ricas) a lo largo de todo el siglo XIX y gran parte del XX; la cual es la primera responsable del incremento de la corrupción (sus empresas son las que ofrecen sobornos para obtener concesiones) y de los movimientos secesionistas (financiando y organizando grupos paramilitares para obtener un mayor rédito económico en sus explotaciones). Es decir, los mayores responsables de que los países ricos en recursos, sean pobres; son los países pobres en recursos, que casualmente son ricos.
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