¿Por qué necesitamos combustibles fósiles para obtener electricidad del viento?

Artículo basado en el libro: "Los números no mienten: 71 historias para entender el mundo" de Vaclav Smil.

3 min read

La energía solar, con sus paneles fotovoltaicos y la energía eólica con sus molinos, son los principales símbolos de la transición energética y del Green New Deal al que se enfrenta en los últimos años la sociedad moderna. Pero las turbinas eólicas, a pesar de que aprovechan el viento como una energía eólica y gratuita, son la pura encarnación del consumo de combustibles fósiles.

Son dos los factores fundamentales que respaldan esta afirmación. En primer lugar, la ingente cantidad de acero, plástico y hormigón que requieren este tipo de instalaciones. Solo en acero, un molino estándar (5 MV), requiere 900 toneladas de acero (engranajes, la propia torre, el hormigón armado de los cimientos…), y en la producción de acero, se requiere una enorme cantidad de energía. El mineral de hierro (obviando todo el coste de combustible fósil que requiere su extracción minera) una vez granulado se funde en altos hornos empleando coque (obtenido del carbón) en donde recibe infusiones de carbón el polvo y gas natural, luego el arrabio obtenido como producto, se descarboniza (en hornos de oxígeno básico) y se somete al moldeado que le da la forma aproximada del producto final. Es decir, en el proceso se emplea carbón (en repetidas ocasiones) y gas natural, ambos combustibles fósiles, para realizar horneados que emiten grandes cantidades de carbono dióxido. Para el molino estándar del que hablamos, se necesitan 3 álabes (aspas) de 60 m de longitud, las cuales muestran laminaciones exteriores de resina epoxi reforzada con fibra de vidrio. Las resinas empleadas, utilizan como precursor el etileno, compuesto derivado de hidrocarburos (lo más habitual es que provenga del craqueo de nafta o del gas licuado del petróleo) mientras que el vidrio se obtiene de la fundición de óxidos de silicio y otro óxidos, fundidos en hornos alimentados con gas natural. Las turbinas, requerirán ser engrasadas con lubricante para una buena transmisión, y este lubricante, de nuevo proviene del petróleo.

Lo mencionado en el anterior párrafo, sólo se centra en algunas de las partes del molino y algunos de los materiales. No hay que olvidar las ingentes cantidades de plástico que requiere, que es un material directamente derivado de los hidrocarburos provenientes del petróleo y el gas natural; o el hormigón que se fabrica con cemento, cuya industria de fabricación representa el 10% total de las emisiones de gases de efecto invernadero.

El segundo factor, que genera que las turbinas eólicas sean devoradoras de combustibles fósiles, radica en que para su montaje son requeridos grandes camiones, maquinaria para mover la tierra, grandes grúas para montar la estructura… Todas ellas, máquinas que consumen combustible diésel (por ahora la versión eléctrica de esta maquinaria es prácticamente inexistente aunque se encuentra en continuo crecimiento). Por lo tanto, a pesar de que en el primer año de producción de nuestra turbina, el consumo energético requerido para su construcción haya sido compensado, estas turbinas solo producen energía en forma de electricidad (intermitente), mientras que su fabricación, instalación y mantenimiento, dependen esencialmente de energía de fuentes fósiles. Además, estos combustibles fósiles, como el coque de la fundición de hierro y alimentar los hornos de cemento, la nafta y el gas natural como precursores de la fabricación de plásticos y el diésel para barcos, camiones y máquinas de construcción; no tienen sustitutos no fósiles fácilmente disponibles a gran escala. En conclusión, hasta que todas las fuentes de energía utilizadas en la producción de turbinas eólicas no sean renovables, la energía eólica va a depender de forma fundamental de los combustibles fósiles.

Artículo basado en: