¿Por qué viven más las mujeres que los hombres?

Artículo basado en el libro: "La ciencia de la inmortalidad: de los elixires a los telómeros" de Alejandro Navarro Yáñez.

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A inicios del siglo XX la esperanza de vida en un país como España, era de 35 años, cifra que no paró de crecer a lo largo de ese siglo y el presente; sin embargo, estos datos están algo distorsionados, ya que se ve influido por la enorme tasa de mortalidad infantil. Es decir, había un porcentaje significativo de individuos que alcanzaban los 70 años pero como muchos otros no pasaban de 1 año, la media, que es lo que calcula el indicador “esperanza de vida”, era considerablemente más reducida. En la actualidad, por el contrario, la esperanza de vida se encuentra sobre los 81 años (en España), siendo la de las mujeres de 82,2 años y la de los hombres de 79,5. Pero, ¿por qué parecemos incapaces de superar esa edad?, ¿y por qué las mujeres viven más que los hombres?

El primer indicio de que se trata de una barrera insuperable, lo podemos encontrar observando a otras especies, ya que todas parecen tener un límite de edad, como si éste estuviera codificado en sus genes. Esta afirmación es respaldada en el propio ser humano en donde las mujeres viven en promedio más años en todas las culturas. La gente puede creer que este dato es debido a que los hombres son más propensos a la violencia física y al consumo de sustancias tóxicas (en Rusia la esperanza de vida de los hombres es un 11,6% inferior y es en parte debido a su exorbitante consumo de alcohol y tabaco); no obstante, lo mismo ocurre en otros primates, por lo que esta causa queda descartada. La causa la debemos buscar en los genes, concretamente en los cromosomas.

Si no te pasaste dormido las clases de biología del instituto, sabrás que el ser humano tiene 23 pares de cromosomas (46 en total) y que el último par es el que define el sexo del individuo (que no el género). Esta idea evolutiva de que todas las células tienen dos “copias” (los cromosomas homólogos en si no son copias sino que poseen información que codifican las mismas características) se denomina diploidía, y es una idea excelente ya que permite protegernos de los errores que se puedan cometer en uno de los pares. Las mujeres tienen todos sus cromosomas “duplicados” incluido el par sexual, que referenciamos como XX. Los hombres, por el contrario, tienen el par de cromosomas sexuales referenciados como XY, y ese cromosoma Y podría denominarse como un cromosoma X modificado y degenerado. El cromosoma Y es más pequeño, tiene menos genes (muestra medio centenar de genes frente a los cerca de 1000 que muestra el X), no presenta una versión protectora de muchos de los genes que aparecen en X, y esto hace que un gen defectuoso en el cromosoma X de los hombres origine que el sujeto pueda enfermar (como ocurre con la hemofilia) mientras que las mujeres si que poseerán esa copia protectora (XX), con lo que mostrarán una menor tendencia a padecer ese tipo de enfermedades. Además, hay variaciones genéticas en otros cromosomas, que son más frecuentes en las mujeres que en los hombres, originando que haya más mujeres centenarias que hombres.

Pero esta desigualdad de sexo (o género biológico) no acaba ahí, ya que muestra también una influencia importante las hormonas. La testosterona (hormona sexual masculina) favorece un mayor desarrollo óseo y muscular en los hombres, pero a la larga, también afecta a que tengan mayor probabilidad de cáncer y cardiopatías. Concretamente, existen evidencias históricas de que los hombres que han sido castrados antes de la pubertad, conocidos como eunucos, tenían una esperanza de vida superior a sus iguales con testículos (la testosterona se produce en los testículos). Las mujeres, por el contrario, al producir más estrógenos (hormona sexual femenina) producen más antioxidantes que les facilitan una mejor reparación del daño molecular. Esto se puede verificar en hembras de animales que al extirparles los ovarios muestran un promedio de vida inferior a sus congéneres que si mantienen sus gónadas. También hay que añadir, que los varones, al presentar mayor masa y tamaño (en promedio), también tiene un mayor número de células, lo que aumenta la probabilidad de que alguna de ellas desarrollen mutaciones peligrosas que puedan desencadenar en enfermedades como el cáncer. Con esto, podemos concluir que son múltiples las causas que provocan una mayor longevidad en las mujeres que en los hombres, y la insensatez de estos últimos no es una de ellas.

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