¿Qué quiere la derecha (los conservadores)?
Artículo basado en el libro: "No pienses en un elefante: Lenguaje y debate político" de George Lakoff.
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Cuando el autor de este libro (George Lakoff) quiere explicar la “teoría del marco” en sus clases de introducción a las ciencias cognitivas en la universidad de Berkeley, siempre realiza un mismo ejercicio que consiste en decir a sus alumnos “¡No penséis en un elefante!”, y hasta la fecha, ningún estudiante ha sido capaz de ello. En esto se basa la teoría que trata de explicar; cualquier palabra, al ser mencionada u oída con atención (como en la clase de Lakoff), evoca un marco en nuestra mente, que puede consistir en una serie de información e imágenes: el color gris del elefante, sus enormes colmillos de marfil, sus grandes orejas flexibles, no son más que algunas de las ideas que nos vienen a la mente al escuchar la frase “no pienses en un elefante”. La palabra se define mediante el marco, y cuando la negamos, también evocamos dicho marco. Richard Nixon aprendió a las malas la teoría de marcos, cuando tras el escándalo de Watergate, apareció en televisión diciendo: “No soy ningún delincuente”, en ese momento, los televidentes estadounidenses evocaron el marco de delincuente y lo asociaron con Nixon. Como consecuencia de esto, Nixon se convirtió en el primer presidente de la historia de Estados Unidos en dimitir. Si los asesores y redactores de discursos de Richard hubieran estudiado la teoría de marcos (o hubieran leído el libro en el que se basa este artículo), hubieran redactado algo como lo siguiente: “Soy una persona honrada”. De este modo, sería la honradez y no la delincuencia lo que evocarían, adquiriendo una postura más positiva sobre la figura de Nixon. Otros ejemplos empleados en los debates políticos, son los términos como “alivio fiscal” empleado por la Casa Blanca en el mandato de George W. Bush. Piensa en la palabra "alivio", para que exista un alivio debe existir un sufrimiento o un dolor previo (los impuestos) de forma que el encargado de proporcionar el alivio, será visto como un salvador (la Casa Blanca) ya que pone fin al sufrimiento. Otro término muy empleado por los quieren ilegalizar el aborto, es el de “pro-vida”. La vida evoca alegría, exuberancia, posibilidades ¿Cómo vas a estar en contra de la vida? Con esta palabra los antiabortistas consiguen desplazar el equilibrio del debate a su favor.
En esto consisten los marcos, en crear un lenguaje que encaje con la cosmovisión del momento de una sociedad, aunque no se trata tanto de lenguaje, como de ideas. Otro de los ejemplos de estas metáforas se pudo observar en un discurso de Bush en el que dijo “No pediremos una autorización firmada para defender nuestro país”. Puede parecer que “pedir autorización” y “pedir permiso” son cosas similares, pero tienen muchos matices diferentes. Piense por ejemplo en la última vez que pediste permiso y la última vez que pediste una notificación firmada. Seguro de que de la primera te acuerdas y la segunda no, y en caso de acordarte, ¿a quién pediste esa autorización?, ¿qué relación tenías con esa persona? Por lo general, una relación de inferioridad, y EE.UU. no siente inferioridad ante nadie, o al menos eso trataba de transmitir Bush. Todos estos marcos y metáforas, están muy presentes en los debates públicos y un uso adecuado puede ser el responsable de decantar la balanza. ¿Cómo es posible que la ideología de izquierdas y derechas tengan pensamientos tan dogmáticos?, ¿Qué tiene en común en la ideología de derechas el aborto y la regulación del sistema tributario?, ¿y la política exterior con el medio ambiente?, ¿y el control de armas?, ¿tienen algún sentido todos estos vínculos de opiniones como un solo bloque ideológico? Si eres de izquierdas, puede que te parezca que no existe relación ninguna entre estos aspectos, pero date cuenta que, por lo general, mostraras opiniones completamente opuestas en todos los ámbitos, ¿qué relación existe entre tus opiniones? Lakoff, argumenta que todas esta diversidad de opiniones, tienen sentido bajo un marco, la metáfora que representa la nación como una familia. Por lo tanto, si existen dos conceptos de nación (derecha/izquierda o conservador/progresista), deberán existir dos concepciones para la familia. En este artículo, analizaremos el modelo o concepción característica de los conservadores (o la derecha), el modelo de padre estricto.


Según este modelo, como el mundo es un lugar peligroso en el que el mal siempre existirá, tiende a ser competitivo. Los niños nacen malos en cuanto a que solo hacen aquello que les hace sentir bien y no lo correcto, por lo tanto, es necesario disciplinarlos para que hagan lo correcto. Por ello, lo que necesita este mundo es un padre estricto que proteja a su familia de este mundo peligroso, que mantenga a su familia en esta sociedad competitiva, y que enseñe a sus hijos a distinguir el bien y el mal. El niño necesita obediencia y el padre (o nación) debe ostentar la autoridad moral. La única forma de enseñar a los niños a discernir entre el bien y el mal, es mediante la disciplina basada en castigos dolorosos en caso de infracción del código moral. De esta forma, los niños desarrollarán una disciplina interna que les llevará no solo a obrar de forma correcta, sino también a triunfar en busca de sus propios intereses. Esta moral del interés propio, claramente relaciona el capitalismo de libre mercado con el modelo del padre estricto, en el que haciendo una analogía con la mano invisible de Adam Smith, si todos actuamos en beneficio propio, estaremos ayudando a todo el mundo. Muy lógico todo. Este modelo, además, también establece una relación entre riqueza (o éxito) y bienestar, lo que se puede observar cuando alguien te hace un favor que le sueles contestar con “te debo una” o “estoy en deuda contigo”, hablando en términos económicos, cuando estamos tratando relaciones entre humanos. Debido a este supuesto, en la moral del padre estricto existe un rechazo a proporcionar ayuda a terceros (como los trabajadores sociales o el estado), en vez de actuar por interés propio. No por que la ayuda sea algo negativo, sino porque con ella te cargas el sistema, el equilibrio en el que la búsqueda de beneficio personal nos ayuda a todos. En este modelo, también se define una buena persona como aquella que busca su propio interés, que triunfa y que se convierte en una persona autosuficiente. Cuando el niño alcanza este estado, el padre dejará de intervenir en sus asuntos, como debería ocurrir con el gobierno y su intervención en el ámbito económico. Bien, una vez entendido un poco por encima el modelo del padre estricto, veamos qué es lo que en realidad quiere la derecha (o el conservadurismo).
Aunque existan muchas variaciones de la ideología de derechas todas ellas son versiones de la moral del padre estricto, definidas en ámbitos concretos. Por ejemplo el conservador religioso, aplicará esta moral en torno a la religión, mientras que el conservador financiero lo hará en torno a los negocios. Todas estas ideologías conservadoras (que llamaré derecha a partir de ahora) están tratando de imponer la ideología del padre estricto a lo largo de todo occidente y, aunque dependiendo del tipo de derecha existan diferencias, se pueden observar tendencias generales. En primer lugar, tenemos el ámbito de la religión, en donde la derecha suele evaluar su conservadurismo como una imagen de Dios para que parezca natural y bueno. Dios quiere que la gente buena esté al mando, por eso premia la virtud y la disciplina con poder. Dios dicta las leyes (mandamientos) lo que define el bien y el mal, y exige una disciplina para cumplirlas, de lo contrario aplicará medidas punitivas y castigará a los infractores. Por ello, la derecha suele defender condenas más severas para los delincuentes, y se posicionan a favor de la pena de muerte (al contrario que la izquierda). Además, esta relación con la religión, también genera que la derecha defienda una jerarquía social marcada. Dios por encima del hombre, el hombre por encima de la naturaleza, los adultos por encima de los niños, el cristianismo por encima de otras religiones… Desgraciadamente, en múltiples ocasiones esta jerarquía se torna estúpida, y el orden moral amplía sus horizontes a, los hombre por encima de las mujeres (machismo), los blancos por encima de los no blancos (racismo), a los heterosexuales por encima de los homosexuales (homofobia) y a los cristianos por encima de los no cristianos (simple y llana estupidez).
En cuanto al ámbito de la economía, el modelo del padre estricto también hace hincapié en el valor de la disciplina, pero en vez de usarla para cumplir las normas, se emplea para superar o vencer a los competidores. Las personas acaudaladas, tienden a ser gente buena y amable y son la élite gracias a su disciplina; los pobres, por el contrario, siguen siendo pobres, porque carecen de la disciplina necesaria para prosperar. De esta forma, ambos merecen ser lo que son, y la brecha entre ricos y pobres se considera buena y natural (madre mía, espero que este represente a un reducida proporción de la derecha). Por otro lado, los mercados deben ser libres, en la medida que permitan a la gente disciplinada acumular riqueza. Los mercados libres son morales, ya que como he mencionado antes, si todo el mundo busca su propio beneficio, el beneficio de todos se maximizará. La competencia es buena, ya que permite un uso de los recursos de forma óptima por parte de la gente disciplinada. Por el contrario, la regulación es mala ya que trata de limitar a aquellos que persiguen libremente su propio beneficio. Los ricos sirven a la sociedad mediante inversiones y creación de empleo para la gente más pobre. De este modo, el mercado recompensa a los disciplinados, y evita que los indisciplinados sean recompensados y se vean obligados a aprender disciplina o sufrir. De aquí la posición en contra que suele ostentar la derecha respecto a las prestaciones o ayudas sociales. Esto nos vale como introducción para el siguiente apartado.


En cuanto al gobierno, los programas sociales son inmorales. Si le damos a la gente cosas que no se merecen por que no se lo han ganado, solo estaremos creando gente indisciplinada, ya que no tendrán incentivos para adquirir una disciplina. Los programas sociales deben eliminarse, al igual que cualquier servicio que pueda proporcionar el sector privado. El estado sólo debe intervenir para proteger la vida y la propiedad privada (y por desgracia no siempre en ese orden de prioridad), debe hacer posible que la búsqueda de beneficios para aquellos que se lo merecen (los disciplinados), así como fomentar la moral conservadora y la religión cristiana (o judía depende a quien preguntes). En cuanto a la educación, preservar y difundir los valores conservadores debe ser su objetivo principal. Los profesores, deberán ser estrictos y no protectores, para mantener una jerarquía y mediante el castigo fomentar la disciplina. A los alumnos sin disciplina intelectual, no se los debería consentir, sino castigar y avergonzar sin que pasen de curso. Los exámenes deberán ser uniformes y deberá evaluar el nivel de disciplina. Como los niños inmorales e indisciplinados, pueden llevar por el mal camino a los disciplinados, los padres deberán tener el derecho de escoger a qué colegio van sus hijos. De esta forma, la financiación estatal de los colegios públicos debería ser retirada, y convertida en cheques para los padres. Así, los ricos (supuestamente morales y disciplinados) podrán llevar a sus hijos a los mejores colegios privados; mientras que los pobres (supuestamente inmorales e indisciplinados), con sus cheques del estado, sólo podrán enviar a sus hijos a colegios de segunda. Aumentando, aún más si cabe, las diferencias entre clases sociales y aboliendo la supuesta escalera social que defiende la meritocracia. Naturalmente, los mejores talentos deberán ser becados para poder acceder a los mejores colegios, manteniendo así la élite social como una élite natural. Esto actúa de la misma forma en cuanto a la sanidad, ya que la sanidad individual y la de tus hijos, debe ser responsabilidad exclusivamente tuya, y si no eres capaz de sustentarla, no estás cumpliendo ni con tu disciplina, ni con tu responsabilidad individual. Por lo tanto, la sanidad de niños, ancianos y enfermos, son cuestiones de disciplina individual y no debería recaer sobre los contribuyentes. Muy civilizado todo.
Desde el punto de vista del matrimonio entre iguales (homosexual), éste no encaja en el modelo familiar del padre estricto. De hecho, es completamente contrario a él, ya que en un matrimonio de lesbianas no existe un “padre” que pueda ejercer como padre estricto; los matrimonios gais tienen dos padres, pero son considerados inferiores a los hombres de “verdad” (madre mía…). Dado que los matrimonios entre personas del mismo sexo atentan directamente contra la moral del padre estricto, están atentando contra el sistema de valores conservador en su totalidad y deben de ser rechazados. En el caso del aborto, ocurre algo similar, ya que por lo general, la mayoría de mujeres que abortan son, o adolescentes que han mantenido relaciones sexuales “ilícitas” atentado contra la disciplina del padre estricto; o bien, mujeres que retrasan la maternidad para desarrollar su carrera profesional, desafiando el poder y la autoridad del padre estricto. Por lo tanto, como indisciplinadas, estas mujeres deberían recibir un castigo: tener al niño. De esta forma, podrán percibir las consecuencias de sus acciones, volviendo su conducta más disciplinada. La mayoría de estos conservadores “provida”, están en contra de los cuidados prenatales y postnatales del niño, así como de la sanidad infantil, así que ya me dirás tú donde esta es postura provida. Los antiabortistas una vez nace el niño, se olvidan de él. Aun así, la decisión de abortar sea cual sea la situación (a excepción de una violación) en cierta medida, supone cierto dolor para quien la toma, y los conservadores se están valiendo de ese dolor para crear en la población la guerra civil cultural en la que vivimos, y así obtener apoyo de un gran sector de la ciudadanía.


En cuanto al medio ambiente, como Dios ha dado al hombre el dominio de la naturaleza, ésta no representa más que un recurso para el ser humano, que le permita obtener beneficio gracias a su disciplina. Por lo tanto, las medidas contra el cambio climático y la acelerada degradación del medio ambiente carecen de sentido. Ya verán que risas cuando esos supuestos recursos dados por la mano de Dios se agoten. En cuanto a las empresas, existen para proporcionar bienes y servicios a la población y generar ganancias a los inversores. La mayor eficiencia se obtendrá al perseguir maximizar los beneficios, por lo que la regulación por parte del gobierno es innecesaria, y debería minimizarse. Desde el punto de vista de los derechos, deben corresponder con la moral, y la moral del padre estricto establece los límites que definen los “derechos”. De esta forma, según la moral del padre estricto, no existe el derecho al aborto, ni el derecho al matrimonio homosexual, ni el derecho a la sanidad, ni el derecho al salario mínimo… Por ello, en este modelo la democracia existe en cuanto que hay elecciones, existe la separación de poderes, libre mercado, libertades civiles básicas… Pero los valores del padre estricto son el elemento fundamental. De este modo, la democracia debe permitir a los individuos decidir sobre el futuro de la sociedad y de sus vidas, persiguiendo sus propios intereses.
Estos, a grandes rasgos, son los valores y las ideas que la derecha quiere establecer en la guerra cultural actual. El término guerra no es nada casual, ya que para que la moral del padre estricto acceda al poder, es necesario que exista una división en la población (disciplinados-indisciplinados). Aquí es donde radica la magia del conservadurismo, quienes para acceder a este poder, necesitan un cierto porcentaje de las clases trabajadoras. La derecha, mediante el marco que acabo de exponer, trata de atraer a una proporción de esta clase, para que voten en contra de sus propios intereses económicos. De hecho, esta compleja tarea de hacer que el electorado vote en contra de lo que le interesa, no les está costando, ya que mediante los marcos y el lenguaje, están consiguiendo que la gente vote antes por sus ideas (su identidad), que por su intereses. Por lo tanto, es necesario que la izquierda se agrupe para vencer en esta guerra cultural (que claramente está perdiendo), mediante la imposición de su propio marco mental, su propia narrativa o metáfora, el modelo del progenitor atento. Pero la explicación de este marco, la dejaré para otro artículo, y por lo tanto, para otro libro.
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