Ratones obesos y trasplantes de mierda
Artículo basado en el libro: "Superbacterias" de José Ramos Vivas.
5 min read


Todo el mundo sabe que los antibióticos solo deben consumirse bajo prescripción médica y que tomarlos de forma independiente y sin consulta médica puede resultar peligroso, ¿por qué? Bien, para comprender la peligrosidad del consumo excesivo y descontrolado de antibióticos, debemos tener en cuenta que las células de nuestro cuerpo son en un 90% bacterias y un 10% células humanas, ¿Cómo es posible?, sencillamente porque las células animales son entre 10 y 30 veces más grandes que las bacterias. Aun así todo nuestro cuerpo está repleto de bacterias, podemos encontrarlas en cualquier lugar, sobre nuestra piel, en el interior de nuestra boca, en la vagina… pero sobre todo su presencia es muy marcada en nuestro intestino. Allí se encuentran una serie de microorganismo que desempeñan una relación simbiótica con nuestros cuerpos, nosotros les proporcionamos un hábitat idóneo (carente de oxígeno ya que la mayoría son anaeróbicas) además de comida (la que ingerimos).Por su parte, las bacterias realizan la digestión de determinadas sustancias que no podemos digerir. Además, estas bacterias beneficiosas impiden que nuestros intestinos sean colonizados por otras bacterias nocivas, aunque el mecanismo con el que lo hacen continúa investigándose. Por lo tanto, al consumir antibióticos, no solo estamos matando a las bacterias patógenas que nos han causado la infección, sino que también acabamos con millones de estas bacterias beneficiosas que constituyen nuestra flora intestinal (por eso el consumo de antibióticos suele acarrear problemas intestinales como la diarrea). Para conocer los posibles efectos perniciosos de la toma excesiva de antibióticos, los investigadores, como siempre, recurren a su animal modelo favorito: los ratones.
Una de las investigaciones más interesantes desarrolladas en cuanto al consumo de antibióticos, empleó dos grupos de ratones recién nacidos. A uno de ellos, se le proporcionó una dieta con pequeñas dosis de antibióticos, mientras que al otro grupo, no, este último representaba el grupo control. Los resultados fueron sorprendentes; el primer grupo engordó más que el segundo, y su nivel de grasa corporal fue significativamente más alto. Es más, al realizar el tratamiento sólo durante las 4 primeras semanas de vida, los ratones seguían siendo obesos en la edad adulta, a pesar de haber cesado el consumo de antibióticos. Esto era algo increíble, ya que afirmaba que la causa del aumento de peso no estaba relacionada con los antibióticos, sino con los efectos perdurables que estos generaban en los ratones; concretamente, en su flora intestinal. Con la intención de observar si estos efectos a largo plazo estaban relacionados con la microbiota, los investigadores recogieron las heces de los animales y analizaron la cantidad y la variedad (diversidad) de las especies que mostraban. En las heces del grupo control se observaron 800 especies distintas, mientras que en el grupo que recibió antibióticos en su dieta, sólo se observaron 480 especies. Por lo tanto se concluyó que pequeñas dosis de antibióticos en la infancia temprana, podrían alterar la microbiota (disminuyendo la biodiversidad), lo cual afectaba al sistema digestivo, provocando una mayor acumulación de grasa y el consecuente aumento de peso.


Otros investigadores, queriendo profundizar en las conclusiones obtenidas, trataron de investigar si estos efectos eran extrapolables al ser humano. Lógicamente, no podían repetir el experimento, ya que no iban a administrar antibióticos a niños recién nacidos; no es ético ni legal. Por el contrario, lo que hicieron fue buscar estudios en los que se pudiese recopilar información relacionada con estas conclusiones. En un estudio de la universidad de Bristol, en el que participaron más de 14.500 familias, buscaron datos sobre niños que hubiesen recibido un tratamiento antibiótico, y si éste había afectado a el nivel de obesidad cuando eran adultos. Los datos fueron concluyentes, estos niños mostraban un nivel de obesidad significativamente superior. Pero, si por alguna urgencia me prescribieron antibióticos de pequeño, ¿estoy condenado a padecer obesidad con mayor facilidad que el resto? La respuesta es no, ya que existen tratamientos para restablecer la diversidad de la microbiota, aunque la solución puede resultar asquerosa para el grueso de la población. El tratamiento se basa en el trasplante de heces o trasplante fecal.
Primero, debemos tener en cuenta que la reducción de la diversidad de la microbiota por acción de los antibióticos, no solo es perjudicial en cuanto a que genera problemas digestivos y obesidad. Como ya se ha mencionado, las bacterias beneficiosas, ayudan a evitar que nuestros intestinos sean colonizados por bacterias perjudiciales como Clostridium difficile, que aunque su presencia por lo general es asintomática, puede desencadenar desde diarreas, hasta colitis potencialmente mortales. Ahora sí, hablemos del tratamiento. Cuando defecamos, expulsamos millones de bacterias que suelen ser beneficiosas, y estas, podrían resultar útiles para recolonizar intestinos de individuos con una reducida diversidad microbiana. Ya en 1958 se realizó en Colorado; se emplearon enemas de heces pertenecientes a individuos sanos, para tratar colitis potencialmente mortales, y contra lo esperado, el remedio funcionó. Luego, el tratamiento quedó en el olvidó, pero tras unos años se recuperó. Hoy en día, el método ha sido mejorado ya que se realizan análisis de las heces de individuos sanos, para observar la ausencia de microorganismos patógenos. Luego se mezclan con una disolución salina y se introducen en los pacientes mediante colonoscopias, endoscopias o edemas. Gracias al éxito de estos tratamientos, hoy en día existen bancos que albergan muestras de heces congeladas de pacientes sanos, como si de un banco de sangre se tratará. Incluso se han desarrollado cápsulas para que el remedio solo requiera un vaso de agua. De forma que la siguiente vez que vayas a consumir antibióticos sin consultar a un especialista, piénsalo dos veces, ya que estarás atacando a tu propio cuerpo, que no es exclusivamente humano.
Artículo basado en:





