Cómo la muerte de un cantante desencadenó un conflicto étnico en Etiopía
Artículo basado en el libro: "El poder de la geografía: Los diez territorios que desafían nuestro futuro" de Tim Marshall.
4 min read


Etiopía es la cuna de la humanidad. En 1974, el paleoantropólogo Donald Johanson y su equipo encontraron a Lucy, nuestro antepasado más antiguo (3,2 millones de años) descubierto. Sin embargo, al igual que un gran número de países africanos, ha sufrido una gran cantidad de conflictos étnicos, ¿el motivo? La conferencia de Berlín (1884-1885) en donde 13 países europeos y EE.UU. se dividieron el continente africano y establecieron reglas para la futura colonización. O dicho de otro modo, Bismarck organizó una reunión entre las mayores potencias mundiales para repartirse África con una regla. Como es lógico, estas fronteras artificiales han causado numerosos problemas a los habitantes de la zona, y Etiopía no es ninguna excepción. Aunque el país sea famoso por no haber sido colonizado nunca, dentro de estas fronteras arbitrarias viven 9 grandes grupos étnicos (el país se divide en 9 regiones administrativas) y se hablan más de 80 lenguas. El grupo más numeroso (35% de la población) son los oromo, mayoritariamente musulmanes, seguidos por los amara (27%) principalmente cristianos.
Aunque los oromo son las más abundantes, el amárico (lengua de los amara) es el vehículo del Gobierno nacional para comunicarse con las entidades federales y para unir a las administraciones regionales. De hecho, que el amárico se impusiese en las escuelas fue uno de los principales factores que desencadenaron la insurgencia para la independencia de Eritrea (1993), convirtiendo a Etiopía en el país más poblado del mundo sin acceso al mar. En 2018 se dio un hecho insólito, por primera vez en la historia del país un oromo fue elegido como primer ministro. Aunque su gobierno fue tan marcadamente progresista (alcanzó la paridad de género entre los ministros, liberó a presos políticos o periodistas y logró la paz con Eritrea), que le valió el Premio Nobel de la Paz, consolidar cierta estabilidad dentro de sus fronteras le resultó muy complicado. En las primeras 3 semanas de su mandato se produjeron enfrentamientos étnicos en varias regiones. En pocos meses, cientos de personas habían sido asesinadas y 3 millones habían huido de sus casas. Gracias a las redes sociales los mensajes de odio se difundieron rápidamente, y la tensión se incrementó de forma exponencial en la región. Como ya vimos en otro artículo, Facebook es muy capaz de organizar un genocidio. La noche del lunes del 29 de junio de 2020, un acto aislado hizo prender (de nuevo) la mecha del conflicto.


Las 9 regiones administrativas de Etiopía (Fuente: Wikipedia)
Hachalu Hundessa era uno de los cantantes más famosos de Etiopía, y a la edad de 34 años, cuando estaba saliendo del coche en un barrio residencial de Adís Abeba (la capital), un hombre se acercó y le disparó en el pecho. Aunque rápidamente fue trasladado al hospital, murió al cabo de unas horas. En el transcurso de los siguientes días , cientos de personas morirían como consecuencia de su asesinato. Hundessa era oromo y muy respetado dentro de todo el país, pero especialmente por los de su etnia, ya que expresaba la discriminación política y económica que sufrían. Aunque este detalle le granjeó algunos enemigos en otros grupos étnicos, también enfureció a los líderes oromo por la dureza de sus críticas internas. Pocas horas después del asesinato, comenzaron a lanzarse acusaciones en todas direcciones. Mientras que algunos oromo hicieron llamamientos a vengarse, varios amara exhortaron a atacar a los oromo. La violencia se desató en las calles y el Gobierno respondió con el apagón de internet (evitando la propagación de mensajes de odio a través de las redes sociales) e intentaron contener las protestas y la violencia sectaria.
El jueves de esa misma semana, el ataúd de Hundessa comenzó el trayecto televisado desde la capital hasta su pueblo natal, Ambo, a 100 km de distancia. Algunos oromo trataron de bloquear el paso insistiendo en que lo debían enterrar en Adís Abeba, que reivindicaron como su capital. Debido a los altercados, el coche fúnebre tuvo que dar media vuelta y al final el cuerpo fue trasladado en helicóptero. Durante las protestas, las fuerzas de seguridad ya habían matado a decenas de personas pero, en ese momento, la violencia se disparó. Aunque las matanzas se dieron principalmente entre los oromo y los amara, la identidad religiosa también tuvo su importancia. Recordemos que los amara son de mayoría cristiana y los oromo de mayoría musulmana. Hordas de jóvenes oromo entraron con hachas y machetes en barrios donde residían los amara y oromos cristianos. Algunos llevaban listas con nombres de los residentes y sus etnias. Apuñalamientos, linchamientos y decapitaciones tiñeron de rojo las calles de las ciudades y pueblos de Etiopía.
Más de 160 muertos, cientos de heridos y miles de detenidos fueron los resultados del conflicto étnico tras la muerte de Hundessa. Este hecho puso de relieve la profundidad, no solo de la depravación, sino de los desafíos culturales, políticos y económicos a los que debe enfrentarse Etiopía. Los oromo están resentidos por no haber controlado nunca la mayor parte del poder, a pesar de ser el grupo mayoritario; los amara sienten nostalgia de los tiempos en los que tuvieron la sartén por el mango durante la mayor parte de la historia del país, mientras tanto, las muertes fratricidas se siguen sucediendo por todo Etiopía.
Artículo basado en:





